domingo, 20 de marzo de 2011

Historia de Lisboa

Bueno, pasaron no menos de veinte minutos para que pudiera comprobar lo que sospechaba, La histora de Lisboa es súmamente contemplativa. Imagino que el motivo por el que teníamos que verla es por el asunto de Vertov, pero son otras las razones que me sobrepasan y no puedo dejar de sentirme engañada.

Tenía grandes espectativas antes de verla, me emocionó imaginar que podría tener una especie de relación atmosférica con Paris Texas (sólo una de las mejores películas en mi opinión), o que tal vez la música,  que por quién sabe qué  coincidencia había sido la de mi infancia, fuera el detonador de una trama de amores locos y trágicos, de personas desesperadas o realmente solas que toman decisiones desmedidas y nunca terminan de sufrir.

En cambio se trata de un "vidiota" impedido por su propio pie (me atrevería a decir que su fealdad tampoco le favorece) a llegar lejos. Y es que realmente no hay mucho a donde llegar, si no es a un director que "ha perdido la cabeza" con pruebas de algo que no puede ser más que el resultado de un refinamiento exagerado de la razón misma. Voy a grabar al mundo que nunca nadie haya visto y tal vez así, el mundo, por una vez sea auténtico. La idea es genial, es como pensar en planetas que no existen y ponerles nombres en secreto. Me gusta lo paradójico. Si el planteamiento en Vertov era salir a la calle y guardar sin preludios al mundo, la transgresión en Wenders depende de una quimera todavía más ambigua que la primera.

La finalidad de una cámara es grabar, la voluntad de funcionar es una extensión de quién esta detrás de ella. Una cámara entonces no se enciende ella sóla ni decide lo que quiere ver ( a excepción de HAL 9000 obviamente). Desde el momento en el que Patrick  oprime el botón de grabar en su cámara y se lo coloca en el hombro se impide él sólo conseguir el objetivo de "coleccionar" un mundo sin punto de vista.

La idea de Patrick me recuerda a esas fotografías que se disparan solas por equivocación, por hechos azarosos. Me hace pensar en que quizas la solución al dilema sea la accidentalidad, dejar la cámara en una situación dónde tal vez pueda prenderse o quizás no, el contenido sería meramente improvisado, el problema radica siempre en que la voluntad de realizarlo seguiría irremediablemente estando ahí.

lunes, 14 de marzo de 2011

La Moira

 


Advertencia: Bueno es mi primer video y creo que debo advertir que mi cavernicolismo en cuando a la edición es mucho más tenaz de lo que creía.

Tema: Las Moiras o Parcas de la antigüedad griega, tres mujeres que representan al destino. El nombre Moira quiere decir porción de vida o si se quiere entender metafóricamente, son mujeres que por medio de un hilo eligen y segmentan el destino de cada quien. Reutilizadas por ejemplo en el Macbeth de Shakespeare o la chuequísima versión de Hercules de Disney, son la primera fuerza que motiva al héroe al enfrentamiento. Creo que si pensamos en la clásica trama aristotélica de una historia, las moiras equivalen a la forma física del detonador que hará avanzar la trama, podemos decir que son una especie de provocación que guía hacia la idea del progreso, de aparentar en realidad que se va hacia adelante cuando se está llendo hacia atrás. 

Me gusta pensar que la realidad no está llena de Moiras, sino de Cassandras (bajo la forma metafórica de advertencias desapercibidas) que predicen el futuro sin que nadie las escuche. Pienso que cuando se escribe una historia es importante justificar los grandes actos para que al final no parezcan salidos de la manga, por ejemplo que sin previas justificaciones, uno no entendería la hesitación del Capitán Willard al momento de matar al Coronel Kurtz a no ser porque a lo largo de toda la película (Apocalipsis Now) la empatía por parte de Willard se está construyendo continuamente. Otro ejemplo sería la penúltima escena de Blade Runner, en el techo del edificio Bradbury, cuando Harrison Ford no puede matar a Roy (un Blade runner)  porque al enamorarse de Rachel (otra Blade Runner) la percepción le impide distinguir el lado humano del "mecánico" en su enemigo. La conclusión a la que quiero llegar es que la realidad puede o no tener advertencias como pequeños sismos que se adelantan a uno mayor,  buscarlos me parece igual que caer en supersticiones baratas, la única certeza que se puede tener, la única Cassandra a la que puedo escuchar es la que recuerda incesantemente que hay un final.

El objetivo: desenpolvar al mito 
La tragedia clásica depende de la relación proporcional en la que mientras más rehuye a su destino el protagonista, más se acerca a él. Aunque sé que lo único trágico en el video es el video él mismo...

Y neceo con el otro tema, la vida tiene mucho de Frankestein, quiero decir que a veces es dificil no ver las costuras, que a veces la tela está desgarrada o que también se acaba. En cuanto al asunto de lo simultáneo estoy consciente de que hay varios cortes demasiado violentos entre cada toma, confié demasiado en que el sonido me ayudaría pero fue una ayuda precaria

 Del otro lado
Depender de "imovie" apesta.
Las ideas en mi cabeza siempre están muy lejos del resultado.
Odio la pobreza estética de mi cámara (aunque esa carencia dependa probablemente de mí pulso tartamudo y no de la cámara...)